En pleno siglo XXI cuando la tecnología avanza a pasos agigantados día a día, modificando todos los aspectos de nuestras vidas, el sector sanitario no puede ser una excepción. Sin embargo, esta evolución se ha visto de una manera más lenta en países como Ecuador, donde El Consentimiento tiene oficina.
La transformación digital es algo que implica un cambio de mentalidad en todo el proceso de atención, tanto para el personal sanitario como para los pacientes. En este cambio de mentalidad del personal sanitario es donde la transformación digital se encuentra con su más grande rival.
Muchas compañías de servicios de salud aún operan sobre las líneas tradicionales, basadas en procesos con tecnologías más antiguas; información aislada; redes complejas y engorrosas donde el riesgo de que se extravíe algún documento importante se vive de manera latente.
Los pacientes son usuarios digitales cada vez con mayor frecuencia y esperan que el personal e institución en quienes han confiado su atención también lo sea. Esperan que sus datos e información puedan ser usados de manera integral e inteligente, no solo por ellos mismos, sino también por los profesionales de la salud. Llega a ser molestoso y frustrante para ellos tener que repetir los mismos datos de su historial en cada consulta, cuando la lógica indica que la información debería ser visible siempre, para cualquier profesional al que uno le quiera dar acceso.
Según varias encuestas realizadas en Ecuador, aproximadamente el 52% de los pacientes han indicado que quieren tener acceso a sus historias clínicas, pero solo el 9% de los hospitales encuestados lo posibilitan, y casi siempre de manera parcial. Pese a esto, de acuerdo con la compañía Cisco se demostró que el 45% de las instituciones de salud no ven su digitalización como una de sus prioridades y apenas el 25% están dispuestos a digitalizarse con el objetivo de ser más competitivos.
Llama mucho la atención que pese al alto porcentaje de pacientes que esperan instituciones digitalizadas, las mismas no sientan la necesidad de digitalizarse con la finalidad de cumplir esta demanda y resultar más atractivos tanto para sus actuales pacientes, como para sus potenciales clientes. Llama más la atención cuando realizamos una evaluación sobre cuáles son todos los beneficios económicos para la propia institución en caso de que decidan dar el paso a la era digital, ya qué, se verá un retorno económico sobre su inversión debido a todos los gastos y el tiempo que se ahorran, entre estos podemos enumerar:
Es por esto y más que, las instituciones que se queden atrás se están quedando fuera del tren del progreso.
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