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La telemedicina ya está aquí y ha llegado para quedarse

Si echamos un vistazo a la historia, nos daremos cuenta de que muchos de los grandes hitos culturales, sociales y técnicos se han visto impulsados por circunstancias excepcionales que han empujado o acelerado cambios que, de no ser por ellos, se habrían producido con una cadencia más lenta acorde a la resistencia del género humano a lo mismos.

La llamada revolución tecnológica es uno de estos hitos imparables y el siglo XXI quedará para la posteridad como uno de los siglos más cambiantes en lo social, cultural y humano. La irrupción de las tecnologías de la información ha dado la vuelta a nuestro modo de vida en unos pocos años y cosas, que antes nos parecían de ciencia ficción, hoy son ya un hecho. Si ya nos parecía que los avances tecnológicos iban a un ritmo mucho más rápido que nuestra adaptación a su uso, los últimos acontecimientos han pisado el acelerador de una manera vertiginosa.

A estas alturas de la vida, nos parecía que las pandemias eran cosa del pasado o de zonas geográficas limitadas, pero el covid-19 ha vuelto a poner en evidencia que ningún avance técnico, médico, o científico nos deja libres de ellas. Cuestiones como el teletrabajo o la telemedicina que hasta diciembre del 2019 seguían una evolución lenta y poco desarrollada, se han visto abocadas a su implementación práctica sin apenas cultura empresarial ni adaptación al medio. Lo que antes nos parecía cosa de multinacionales modernas, el teletrabajo, y de una ayuda inestimable en la llamada España vaciada, la telemedicina; ahora se ha convertido por obra y gracia de la pandemia y el confinamiento, en necesidades acuciantes que se han puesto en práctica de la noche a la mañana.

En este artículo nos quedaremos con la telemedicina y su implantación generalizada en nuestro país, que en estos casi cuatro meses de estado de alarma y confinamiento ha llegado para quedarse. Las empresas de software y las sanitarias han unido sus conocimientos para desarrollar plataformas en tiempo record que puedan satisfacer la creciente demanda del sector. Para prevenir contagios, los pacientes han optado por llamadas de teléfono o whatapp en un primer momento para hacer consultas básicas pero estas herramientas se quedan cortas para una valoración más amplia. La videollamada se revela como una opción más completa ya que permite al profesional ver síntomas, tener una relación más cercana con el paciente y establecer un dictamen más preciso, sin perjuicio claro está, de las consultas presenciales que requieren pruebas diagnósticas.

Unisalud es la plataforma de teleasistencia de DS Legal Group y Uniteco Profesional a las demandas del colectivo sanitario al que atienden desde hace tantos años. Haciéndose eco de las necesidades de sus principales clientes, el colectivo médico y sanitario, la plataforma no sólo es un espacio seguro para realizar videoconsultas con sus pacientes, sino que se convierte en una clínica virtual con todas las herramientas propias de las físicas, ofreciendo una gestión completa de la agenda de citas, la historia clínica online siempre disponible para profesional y paciente, la posibilidad de subir un talonario de recetas y extenderlas directamente al correo de los pacientes, el cobro de la consulta online, la posibilidad de establecer distintos niveles de servicios y ofertas… y todo ello en un entorno sencillo e intuitivo en el que los profesionales, el personal administrativo y los pacientes tienen su acceso específico a través de unas credenciales.

Desde la falta de experiencia, muchos podremos creer que esta nueva herramienta no nos da la confianza y seguridad que tenemos en una consulta física, pero nada más lejos de la realidad. Los desarrolladores han tenido muy en cuenta que la información que se maneja es muy sensible y que requiere un nivel de seguridad máximo. Esto se consigue mediante el encriptamiento de la información al mismo nivel que ya aplican los bancos, para garantizar que nadie más allá de los implicados puedan acceder a datos íntimos tan sensibles para paciente y profesional.

Son evidentes las ventajas que un servicio de telemedicina puede aportar tanto a los centros hospitalarios como a los propios usuarios, que van desde la reducción de costes, a la optimización del tiempo y la reducción de desplazamientos inútiles, la minimización de riesgos de posibles contagios, la conciliación de la vida personal y laboral….

Según estudios recientes, el 70% de los pacientes crónicos y dependientes estarían dispuestos a usar la telemedicina (estudio de Telefónica y IESE) y hasta un 96% de los pacientes quisieran acceder a las Historia Clínica online (estudio de Accenture). La demanda ya existe, las herramientas también, ya hay miles de profesionales que ofrecen sus servicios en alguna de estas plataformas, solo falta una legislación específica al respecto. De momento la Unión Europea ya lo tiene en su agenda, mientras los estados miembros deben apoyarse en la Directiva 2011/24/UE, relativa a los derechos de los pacientes en la asistencia sanitaria transfronteriza, que aclara los derechos de los enfermos a recibir la atención sanitaria fuera de nuestras fronteras, incluso a distancia mediante la telemedicina. Aquí en nuestro país aún no existe una legislación específica sobre esta materia y las competencias diferidas a las Comunidades Autónomas no ayudan a unificar criterios, pero esta vía complementaria a la medicina presencial ha venido para quedarse y no hay más remedio que regularla de forma precisa y segura.

Es tiempo de cambios y la telemedicina es una revolución en el sector sanitario que va a ser determinante para la mejora de la atención médica y la rapidez de respuesta ante los retos médicos que se nos plantean. Podremos resistirnos más o menos a entrar en la nueva corriente, pero más pronto que tarde será una realidad cotidiana en nuestras vidas, así como ya lo son el teletrabajo, los pagos por móvil o el consumo online. Tan solo falta la voluntad y vencer las comprensibles reticencias hacia la tecnología que aún quedan entre nosotros.

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