Hace algo más de un año, mi madre se rompió un brazo en un accidente doméstico. Fuimos a urgencias de un hospital de Madrid y después de la radiografía, el traumatólogo de guardia nos dijo que había que ponerle unos clavos para soldar los huesos y para ello había que intervenir cuanto antes. Dada la urgencia del caso, mientras que esperábamos a que la metieran en el quirófano, nos pasaron un escrito escueto mecanografiado por una cara en el que se pedía a la paciente, o en su defecto, los familiares, que diéramos la autorización a la intervención.
Mi madre lo pasó a sus hijas porque no llevaba las gafas y nos preguntó que dónde había que firmar. Estaba dispuesta a hacerlo porque si un médico traumatólogo había dicho que había que intervenir, ¿quién era ella para cuestionarlo? Tuve que explicarle por qué es tan importante leer y entender ese documento y cuan imprescindible es que tanto los pacientes como los médicos le dediquen un tiempo suficiente incluso en esos momentos.
La primera pregunta que nos viene a la cabeza es por qué necesitamos un Consentimiento Informado y la respuesta es simple. Por un lado, es imprescindible que el profesional sepa informar al paciente de la intervención a la que se va a someter, de una manera sencilla y asequible lejos de lenguajes científicos o demasiado técnicos al que nos tienen acostumbrados. Por supuesto, debe plantear otras alternativas posibles, si las hubiere, y los riesgos que entraña el procedimiento para que el paciente pueda tomar una decisión por sí mismo, sin coacciones ni influencias externas.
La segunda cuestión es el para qué de este documento, si ya el médico nos explica verbalmente lo que va a hacer. La respuesta es también sencilla: debe quedar constancia de que el paciente ha sido informado y entiende lo que le ha sido explicado, además de darle la oportunidad de plantear cuantas dudas le surjan que sin una explicación, hubieran pasado desapercibidas. Por otro lado, el profesional médico deja constancia de que ha procedido con total diligencia no solo en el procedimiento quirúrgico en sí, sino desde el momento en el que el paciente le expone su caso, mejorando su relación con éste y siguiendo la lex artis que su profesión le exige.
Y, por último, pero no menos importante, el para quien se realiza el Consentimiento Informado. Como se deduce de los párrafos anteriores, para el paciente en primer lugar y su derecho a estar informado, para el profesional médico y su derecho a estar protegido ante la ley, y para el centro hospitalario que tiene el deber de custodiar este documento no menos importante que una Historia Clínica, un alta de ingreso, o un alta de salida.
Si has llegado hasta aquí, espero que tengas claro cuan importante es el Consentimiento Informado y que la próxima vez que acudas a un hospital a someterte a una intervención no olvides solicitarlo si no te lo dan, y por supuesto, leerlo con atención. Y si eres el profesional que va a intervenir, no pienses que este documento es labor de los auxiliares o de los administrativos del hospital, como responsable del procedimiento, eres tú el que debe encargarse de entregarlo y explicarlo al paciente porque será tu firma y tu responsabilidad la que quede allí reflejada.
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